En los premios y homenajes pocas veces la balanza de la justicia toma bien las medidas. En este último recuadro tenemos un claro ejemplo en el Amurrio de 1959. Así ha sido casi siempre, sigue igual o en más desajuste si cabe y quizás siga empeorando. ¡Cuántas veces lo más serio y ético sería rechazar esos "interesados" premios u homenajes! | | |
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